MENSAJE
DE DIOS PADRE
"ESTOS SON LOS TIEMPOS DE MARÍA SANTÍSIMA. ELLA HA
VENIDO COMO MAESTRA Y GUÍA".
Como en alas de águila Yo subo
a todos aquellos, que son Míos, a las alturas. Como en alas de águila Yo separo
a los Míos de todo aquello que no les deja desarrollar libremente su espíritu.
Como en alas de águila Yo permito a los Míos alcanzar las alturas para que ahí
aniden Conmigo junto a Mi Corazón.
Hijitos Míos, todos aquellos
que han querido alcanzar las alturas por haberme recibido en su corazón, por
haber puesto en práctica Mis Palabras y Mis Preceptos y por haberlos compartido
con sus hermanos, van a recibir, en breve, su gran premio, la Gran Vida, que se
derramará en pleno en vuestro corazón.
Os he explicado muchas veces
las maravillas que se obtienen, ya desde la Tierra, por vivir en Mí. Gozos de
Cielo en la Tierra, mi Presencia Real y Divina en vuestro corazón.
Yo he ido por todos los pueblos
de la Tierra derramando Gracias y Bendiciones, tocando corazones para su
conversión y para que lograrais alcanzar alturas, fuera de lo común hasta
ahora, para la gran mayoría de Mis hijos.
Mi Hija, la Siempre Virgen
María, os ha llevado las Palabras de Mi hijo y Mi Voluntad en ellas. Se ha
aparecido por todos los rincones de la Tierra para mover vuestros corazones a
la vida espiritual gravemente afectada por vuestra indiferencia. Ha buscado
mover vuestros corazones al arrepentimiento, para que pudierais vivir
santamente y bajo las órdenes de amor que Yo dispuse se cumplieran desde el
Principio de los Tiempos. Ha venido hasta
vosotros para recordaros que vuestro Dios es un Dios vivo, un Dios que da vida
a todos aquellos que a Él se acercan, que tienen un Dios bondadosísimo que
olvida todo el pasado pecaminoso de su creatura cuando esta, de corazón, se
arrepiente de toda su maldad.
Os ha venido a recordar que
tenéis entre vosotros y en vosotros a un Dios vivo que escucha vuestras
necesidades de cuerpo y alma. Os ha venido a recordar la nobleza y la que
pertenecéis y que no es bueno que los hijos del Rey se encuentren entre los
puercos, malcomiendo de las sobras de estos.
Os ha venido a recordar que
vuestra vida debe estar llena de luz, de Mi Luz y que no es bueno que caminéis
tropezando a cada momento, porque ahora vivís entre tinieblas y de ello no queréis
daros cuenta.
Mi Hija Santísima, conociendo
perfectamente las urgencias de Mi Corazón, ha querido llevaros Mis deseos de
conversión, de salvación, de purificación, para elevaros a las alturas de Mi
Corazón. Ella, como Águila Santa y Bella, os lleva a las alturas espirituales,
recordándoos las Palabras, los Pensamientos, los ejemplos vividos de Su Hijo y,
también, Mi Ley dada por los profetas.
Mi Hija Santísima, Madre
vuestra, se ha querido dar, en estos tiempos, para anunciaros la Segunda Venida
de Mi Hijo y para ello os ha ido preparando. Ha ido preparando el camino de
vuestra mente y de vuestro corazón, para que podáis aceptar, gozar y agradecer
de corazón, lo que pronto vuestros ojos y vuestra alma verán. Vuestra Madre
Santísima ha querido, ella misma, reunir el santo rebaño de Su Hijo Jesucristo.
Ella ha venido a recordaros lo enseñado por Su Hijo y os lo ha enseñado
basándose sólo en Su Palabra.
Ella, la Toda Pura, la Toda
Santa, la Toda Inmaculada, la Toda Humilde, Me ha pedido esa maternidad universal
para protegeros como una madre protege, aún a costa de su propia vida, a sus
hijos. Esta maternidad, confirmada ante la Cruz del Calvario, os asegura Su
Bendita protección.
Hijitos Míos, os pido abráis
vuestro corazón, vuestra mente, todo vuestro ser, a las Palabras que vuestra
Madre Celestial os está recordando. Ella desea llevaros a las Grandes Alturas,
al Cielo mismo, a la Vida Eterna. Ella conoce las riquezas infinitas que en él
tengo reservadas para todas las almas sencillas, dóciles y obedientes, que
deseen venir a Mí, por intercesión Suya.
Una madre siempre tratará de
dar lo mejor a sus hijos. Ella se sacrificará, en lo personal, para dar primero
a los hijos y luego ella tomará para sí. Primero vestirá bellamente a sus hijos
y luego ella se vestirá.
Una madre, una verdadera madre,
es reflejo precioso de Mi corazón. Una madre, una verdadera madre, es amor. Una
madre, pero una verdadera y santa madre, hará todo lo posible para preparar a
sus hijos a presentarse felizmente ante su Creador, con la frente en alto, al
haberlos educado en la verdadera Fe, al haberlos enseñado a vivir como otros
verdaderos cristos y al haber dejado huella entre sus hermanos por haber vivido
y enseñado el Amor verdadero de Su Dios.
Hijitos Míos, estos son tiempos
de María Santísima, por ello, Su Presencia en todas partes de la Tierra, para
prepararos, para vestiros con las vestiduras de la Gracia y de la Virtud y para
guiaros al Nuevo Reino de Dios en la tierra, cuando la Segunda Venida de Mi
Hijo se realice.
Ha venido como Maestra y Guía
de toda la humanidad, para enseñaros y llevaros hacia las Verdades que Mi hijo
os enseñó y para que las viváis ya, desde estos momentos, para que no sintáis
el cambio ante la presencia Real de Mi Hijo, cuando llegue a vosotros.
Si el Nuevo Reino de Mi Hijo va
a ser de Paz, de Amor y de Vida Divina, deberéis aceptar lo que Ella os pide
para que os sintáis en familia cuando la Nueva Jerusalén baje a vosotros.
Si una persona aprende el
idioma, las costumbres, la forma de ser del país al que en un futuro cercano
llegará, el cambio no se le va a hacer drástico, porque ya lo vivió de
antemano. Así os está preparando Mi Hija, al daros los consejos para que ya
desde ahora viváis de la forma en como se va a vivir en Mi Nuevo Reino sobre la
Tierra. El cambio no se os va a hacer difícil, es más, lo desearéis de
antemano, al conocer ya desde ahora las dulzuras y maravillas que se vivirán en
breve.
Que esté alegre vuestro corazón
ya desde ahora. Quitad de vuestro corazón toda pena o contrariedad que os haga
sentir temerosos o nerviosos del futuro cercano. Al contrario, pedid con
insistencia el regreso de Mi hijo, porque ya vuestro corazón lo añora y vuestra
alma desea unirse a la de su Redentor.
En los que son Míos no debe
haber temores, ni dudas ni incertidumbres, ya que todo lo Mío es bello, está
envuelto de Mi Paz y de Mi Amor y los que son Míos no pueden ser dañados por el
mal.
Los Míos ya han empezado a
alcanzar las cumbres por medio de Mi Hija, Águila Celestial, que ahí os ha
llevado, pero faltan muchos, muchos hijos Míos que no quieren abrir su corazón
a las Verdades de la Fe. Por favor, orad por ellos, sacrificaos por ellos,
interceded por ellos, porque todos sois Mis hijos y hay lugar para todos en Mi
Reino Infinito.
Los que ya son Míos entienden perfectamente
estos deseos de Mi Corazón y ya se han unido fiel y dócilmente a los deseos y a
las necesidades de Mi Hija, la Siempre Virgen María.
El Gran Premio está a las
puertas. Orad intensamente para que todos vosotros podáis tener derecho a él.
Yo os amo infinitamente y os
bendigo, como sólo un Padre puede bendecir a sus hijos, con el Corazón en la
Mano y con los mayores deseos de daros una vida eterna llena de regalos
hermosísimos.
¡Confiad ciegamente en Mí!
DIOS
PADRE